Tala Rugby Club: Pasión por encima de todo

Tras la semana pasada en Buenos Aires visitando el Lomas Athletic, Córdoba me esperaba como parada final de mi viaje por Argentina. Concretamente, mi destino era el Tala Rugby Club y aunque el listón de rugby estaba alto por las experiencias anteriores (La Plata, URBA, Tucumán Lawn Tennis y el propio Lomas), todo el mundo me había avisado que el panorama que me iba a encontrar no iba a estar, ni mucho menos, por debajo de ese nivel.

Gracias a Gonzalo Bravo (coordinador de la Escuela del Alcobendas), pude ponerme en contacto con Juan Durante, antiguo jugador, entrenador y directivo del Tala, que iba a guiarme durante toda la semana, dándome a conocer el club y buena parte del rugby que se práctica en Córdoba (con tour por los campos y visita al Centro de Rugby incluida). Aprovecho para dar las gracias a Juan y a toda su familia, por «adoptarme» a lo largo de mi estancia en Córdoba y por su inmensa generosidad de estos días.

El TRC tiene una estructura deportiva similar a la que me encontré en Tucumán, pero con algunos matices. Esta estructura está coordinada por dos figuras bien diferentes que se complementan, el director deportivo (Diego Giannantonio) y la «Mesa de juego». Mientras que la figura del director deportivo es bien conocida en casi todos los clubes deportivos, merece la pena explicar la composición y funcionamiento de la Mesa de Juego. Este organismo está compuesto por un directivo del club, el propio director deportivo, el coordinador de cada división juvenil (de M15 a M19) y los dos coordinadores generales del rugby infantil (figura más administrativa que deportiva). Su función es la de diseñar, implementar y ejecutar las líneas deportivas que estimen oportuno con respecto a la formación del jugador en todo el club. Estás líneas deportivas se deben ejecutar en cada divisón juvenil y los coordinadores del rugby infantil son los encargados de bajarlas a la sección de rugby infantil (como en muchos clubes se dividen en tres áreas, rugby infantil, juvenil y plantel superior).

M19 del Tala disputando un partido en el campo de la Sede del club


Sin embargo, por lo que he podido observar, este funcionamiento teórico tiene difícil implantación práctica, pues una vez que se bajan las líneas deportivas a las diferentes divisiones, no hay una responsabilidad bien definida sobre el control de las mismas y su correcta ejecución, por lo que queda a la libre interpretación y albedrío de acción de cada divisón. Además, la ausencia de un plan de formación a largo de plazo del jugador o a un proyecto deportivo de club, provoca que finalmente las divisiones sean un conglomerado de «reinos de taifas».

Entonces, ¿cuál es el secreto para que el Tala produzca buenos jugadores y equipos? Sin lugar a dudas, la pasión por el rugby que inunda cada rincón del club y cada uno de sus integrantes. Con unas instalaciones divididas en dos sedes con las que suman en total 6 canchas de juego, el Tala hace una apuesta decidida sobre la preparación física del jugador (tienen un preparador físico «rentado» en cada una de las divisiones, rugby infantil incluido) que junto a entrenadores que lo han sido todo en el rugby cordobés y argentino (siendo algunos antiguos Pumas, como Alejandro Jijena o acumulando más de 35 años de experiencia como Arturo) forman una combinación de recursos humanos difícil de superar. Entorno a ellos, algunos programas como la Academia de Destrezas, vienen a completar una formación del jugador más intuitiva que orientada, pero que en cualquier caso, es espectacular.

Y éste quizás sea el secreto del Tala y el aprendizaje que me traigo de vuelta a España. La pasión por el club y por el rugby, que acaba convirtiéndose en un fuerte sentido de pertenencia y que permite que la rueda que se puso en marcha hace años se mantenga en movimiento. Que jugadores que lo fueron todo en muchos niveles, se conviertan en entrenadores de muchas generaciones más, complementando su experiencia de rugby con nociones pedagógicas de graduados en Educación Físca. Y que a su vez, estos nuevos jugadores se contagien de ese espíritu y aspiren a perpetuar el ciclo. 

Y si además, desde la Mesa de juego y la dirección deportiva se consigue dirigir y orientar ese caudal de rugby y pasión que hay latente en el club, el Tala Rugby Club debe convertirse por derecho en un club de referencia en todo el país.

Lomas Athletic Club: Increíble profesionalismo amateur

La tercera semana de mi viaje me ha traído de vuelta a la ciudad de Buenos Aires, pero sólo como «base de operaciones», ya que mi destino de rugby en esta ocasión ha sido el histórico, tradicional y prestigioso Club Atlético Lomas, fundado en 1891 y considerado como «fundador de fundadores» ya que ha intervenido en la fundación de muchas federaciones nacionales en diferentes deportes, entre ellas, la de la propia UAR (Unión Argentina de Rugby).

La historia del club es larga y tienen el honor de haber sido los primeros campeones de la URBA. Sin embargo, ahora se encuentran en un punto de inflexión deportivo, dónde su primer equipo se encuentra transitando por la segunda categoría de la URBA, pero con el objetivo claro de volver al Top 14 y, por qué no, volver a traer la copa de la que fueron campeones por primera vez en su historia.

Entrada a la cancha de Arenales, una de las sedes del LAC

Y como no podía ser menos, esa aspiración está fundamentadas en dos fuertes pilares que suponen un cambio de filosofía en el club, con todos los pros y contras que eso conlleva. Por un lado, el club dispone de dos sedes fijas para jugar y entrenar, pero están planteando la mudanza a una tercera instalación nueva, más funcional y práctica para todos e indidudablemente de mejor calidad, ya que las dos anteriores no responden del todo a lo que un gran club precisa.

Pero sin lugar a dudas, el pilar más fuerte sobre el que se asienta el club ha sido el cambio de filosofía en todo el área deportiva. Para materializar este giro, se han hecho con los servicios de Bernardo Urdaneta (ex entrenador de Jaguares y Pampas XV, oriundo del Tucumán Lawn Tennis Club), posiblemente el mejor entrenador deportivo con el que he podido coincidir. Un verdadero animal del rugby, por conocimientos, metodología y sobre todo, por ética de trabajo. Sobre su figura gravita toda la estructura deportiva del Lomas, siendo el entrenador principal del plantel superior y el encargado de supervisar la estructura deportiva del resto del club.

Esta estructura se divide en tres áreas básicamente, al estilo del resto de clubes que he podido conocer. Estás áreas son la sección de rugby infantil (M6 – M14), rugby juvenil (M15 – M19) y plantel superior (grupo senior). Cada área tiene un coordinador o responsable deportivo, un gerente o manager y los diferentes cabezas de divsión con sus entrenadores y delegados que lo asisten. Dirigiendo toda la estructura deportiva, se encuentra Bernardo Urdaneta, que compagina su función de entrenador principal del plantel superior con la dirección deportiva del resto del club (formación de entrenadores y jugadores, planes de tecnificación, supervisión de las diferentes secciones, etc.).

Es un trabajo muy amplio e importante, que requiere altas dosis de capacitación, tiempo dedicado y sobre todo, pasión y entusiasmo. De todos esos factores, Bernardo anda sobrado, especialmente de pasión y entusiasmo. Pero tener a un profesional (de la tarea) disponible para esta dedicación, implica un cambio de paradigma en el club y un esfuerzo económico. Es una apuesta decidida que está dando frutos a medio plazo, pero sobre todo, que los va a dar a largo plazo, pues Bernardo está creando escuela y dejando un legado que si se sabe cuidar, puede ser muy duradero.

Esta es la reflexión más importante que me llevo de Lomas. El profesionalismo en el rugby es necesario. Pero con cabeza. Es más importante profesionalizar primero las estructuras (dirección deportiva, entrenadores y gerencia) y desde ahí, ir profesionalizando paulatinamente a los jugadores. Sin embargo, no hay que dejar de lado nunca el espíritu amateur, pues como la propia palabra indica, el amor por la tarea debe ser el principal motor que mueva las acciones de cualquier integrante del club.

Y por último, el mayor aprendizaje que me llevo es la experiencia de haber podido ver trabajar a un auténtico profesional de la tarea, con un nivel de organización y estructuración digna de los grandes entrenadores deportivos actuales (y estoy pensando en los más importantes). Metas claras, dirección firme, metodología de entrenamiento y trabajo actualizada (no hacer siempre lo mismo y estar en continua evolución), grandes dosis de liderazgo e inspiración (trabajando mucho con los jugadores para que se materialice) y trabajo en equipo (en toda su extensión, dejando hacer pero en permanente comunicación para optimizar recursos y crear sinergías). Y cuando alguien trabaja así, es imposible que los resultados no lleguen.

Conociendo la URBA

La primera parte del viaje me ha llevado a La Plata, donde he tenido el inmenso honor y placer de conocer a Mario Barandiaran. A parte de ser el «Capitán de Rugby» del Club de La Plata, Mario es el director deportivo de la URBA (Unión de Rugby de Buenos Aires, equivalente a la Federación de Rugby de Madrid) desde hace casi 20 años. Y por si fuera poco, además, es una de las personas más buenas (en el sentido amplio de la palabra) y más generosas que he tenido la oportunidad conocer.

Mario, a parte de mostrarme el Club de La Plata (del que hablaré otro día), me ha dado la oportunidad de conocer el funcionamiento de la URBA.

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Entrada a la URBA (Unión de Rugby de Buenos Aires)

Lo primero que llama la atención cuantos entras es que estás en una sitio donde se trabaja. Todo está perfectamente organizado, cada cuál está en el lugar que le corresponde y todo está perfectamente definido. Hay que tener en cuenta que la URBA está integrada por 90 clubes, por lo que este nivel deorganización es imprescindible.

En cuanto al ámbito deportivo, existen dos figuras importantes, Marcelo Loffreda (ex seleccionador de Los Pumas hasta 2007) y el propio Mario. Junto a ellos, un grupo de trabajo de otras 4 personas, que se dedican a mejorar el rugby de la URBA, en las áreas de capacitación de entrenadores, tecnificación de jugadores, selecciones, competición y difusión y evolución del juego. Entre ellos la coordinación y asignación de funciones es total. Cada uno tiene una serie de parcelas de responsabilidad y trabajan en torno a ella.

Allí, me describieron dos de los proyectos o programas más importantes que llevan a cabo. Por un lado el programa de capacitación de entrenadores (dividido en 4 niveles, del 0 al 3) y sobre todo, el programa de selección y tecnificación de jugadores para las selecciones de la URBA, conocido como los Centros de Rugby. Este programa me pareció de lo más interesante, por su sencillez y eficacia y adaptándolo, bastante bueno para aplicar en España.

Resumiendo, un ejemplo de cómo debería funcionar una organización deportiva, concretamente una federación. En España, pocos ejemplos se le pueden igualar, sinceramente. Y no porque dispongan de grandes recursos o facilidades, si no, porque tiene a las personas adecuadas en los puestos adecuados, perfectamente organizados y coordinados para trabajar. Algo que la verdad, no parece muy complicado.