Lomas Athletic Club: Increíble profesionalismo amateur

La tercera semana de mi viaje me ha traído de vuelta a la ciudad de Buenos Aires, pero sólo como «base de operaciones», ya que mi destino de rugby en esta ocasión ha sido el histórico, tradicional y prestigioso Club Atlético Lomas, fundado en 1891 y considerado como «fundador de fundadores» ya que ha intervenido en la fundación de muchas federaciones nacionales en diferentes deportes, entre ellas, la de la propia UAR (Unión Argentina de Rugby).

La historia del club es larga y tienen el honor de haber sido los primeros campeones de la URBA. Sin embargo, ahora se encuentran en un punto de inflexión deportivo, dónde su primer equipo se encuentra transitando por la segunda categoría de la URBA, pero con el objetivo claro de volver al Top 14 y, por qué no, volver a traer la copa de la que fueron campeones por primera vez en su historia.

Entrada a la cancha de Arenales, una de las sedes del LAC

Y como no podía ser menos, esa aspiración está fundamentadas en dos fuertes pilares que suponen un cambio de filosofía en el club, con todos los pros y contras que eso conlleva. Por un lado, el club dispone de dos sedes fijas para jugar y entrenar, pero están planteando la mudanza a una tercera instalación nueva, más funcional y práctica para todos e indidudablemente de mejor calidad, ya que las dos anteriores no responden del todo a lo que un gran club precisa.

Pero sin lugar a dudas, el pilar más fuerte sobre el que se asienta el club ha sido el cambio de filosofía en todo el área deportiva. Para materializar este giro, se han hecho con los servicios de Bernardo Urdaneta (ex entrenador de Jaguares y Pampas XV, oriundo del Tucumán Lawn Tennis Club), posiblemente el mejor entrenador deportivo con el que he podido coincidir. Un verdadero animal del rugby, por conocimientos, metodología y sobre todo, por ética de trabajo. Sobre su figura gravita toda la estructura deportiva del Lomas, siendo el entrenador principal del plantel superior y el encargado de supervisar la estructura deportiva del resto del club.

Esta estructura se divide en tres áreas básicamente, al estilo del resto de clubes que he podido conocer. Estás áreas son la sección de rugby infantil (M6 – M14), rugby juvenil (M15 – M19) y plantel superior (grupo senior). Cada área tiene un coordinador o responsable deportivo, un gerente o manager y los diferentes cabezas de divsión con sus entrenadores y delegados que lo asisten. Dirigiendo toda la estructura deportiva, se encuentra Bernardo Urdaneta, que compagina su función de entrenador principal del plantel superior con la dirección deportiva del resto del club (formación de entrenadores y jugadores, planes de tecnificación, supervisión de las diferentes secciones, etc.).

Es un trabajo muy amplio e importante, que requiere altas dosis de capacitación, tiempo dedicado y sobre todo, pasión y entusiasmo. De todos esos factores, Bernardo anda sobrado, especialmente de pasión y entusiasmo. Pero tener a un profesional (de la tarea) disponible para esta dedicación, implica un cambio de paradigma en el club y un esfuerzo económico. Es una apuesta decidida que está dando frutos a medio plazo, pero sobre todo, que los va a dar a largo plazo, pues Bernardo está creando escuela y dejando un legado que si se sabe cuidar, puede ser muy duradero.

Esta es la reflexión más importante que me llevo de Lomas. El profesionalismo en el rugby es necesario. Pero con cabeza. Es más importante profesionalizar primero las estructuras (dirección deportiva, entrenadores y gerencia) y desde ahí, ir profesionalizando paulatinamente a los jugadores. Sin embargo, no hay que dejar de lado nunca el espíritu amateur, pues como la propia palabra indica, el amor por la tarea debe ser el principal motor que mueva las acciones de cualquier integrante del club.

Y por último, el mayor aprendizaje que me llevo es la experiencia de haber podido ver trabajar a un auténtico profesional de la tarea, con un nivel de organización y estructuración digna de los grandes entrenadores deportivos actuales (y estoy pensando en los más importantes). Metas claras, dirección firme, metodología de entrenamiento y trabajo actualizada (no hacer siempre lo mismo y estar en continua evolución), grandes dosis de liderazgo e inspiración (trabajando mucho con los jugadores para que se materialice) y trabajo en equipo (en toda su extensión, dejando hacer pero en permanente comunicación para optimizar recursos y crear sinergías). Y cuando alguien trabaja así, es imposible que los resultados no lleguen.

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