Tucumán Lawn Tennis Club: donde vive el rugby

La segunda etapa de mi viaje a Argentina me ha llevado hasta San Miguel de Tucumán, a 1.500 km al norte de Buenos Aires. Y el club que me iba a acoger, el Tucumán Lawn Tennis Club (TLTC), club donde mi amigo Juan Pablo Tomás jugó y el cuál me ha facilitado acercarme a la realidad del rugby tucumano.

Como club, el TLTC tiene un número más bajo de jugadores que los grandes clubes de Buenos Aires (La Plata o CUBA tienen más de mil jugadores), que seguramente sea debido a que su índice de población es considerablemente menor. Cuenta con dos instalaciones, la sede central, con un par de campos de rugby entre ellos, el campo principal donde juega su plantel superior y en los que ocasiones juega la Selección Tucumana y donde se encuentra la sede social del club y por otro lado, El Anexo de El Salvador, donde se entrenan las categorías infantiles y juveniles. Cuenta con 5 campos más de juego y tienen alguno más en proyecto.


A nivel estructural, he podido conocer principalmente el funcionamiento del rugby infantil (equivalente a nuestra Escuela). Como en la mayoría de clubes, sus categorías van por años, desde M6 a M14. Lo que sí es ligeramente diferente es su organización. El Rugby Infantil es un estamento más o menos independiente, con su propio órgano ejecutivo, que se integra a su vez en la subcomisión de rugby del TCLT (cabe indicar que este club es múltiple pórtico). El órgano que dirige el rugby infantil se denomina «Mesa Coordinadora» y está formado por un coordinador general, los 9 cabezas de división (entrenador principal -como nuestro coordinador- de la categoría), un tesorero y dos delegados que sirven de enlace con la Unión Tucumana. Cada división está compuesta por su cabeza de división, los entrenadores que le ayudan y los delegados.

A nivel deportivo,  realmente no estamos tan alejados, ni mucho menos. Hay diferencias con respecto a cómo se aproximan ellos al juego (se basan más en la adquisición de destrezas, que en los principios de juego), pero el resultado final, como pude comprobar en el Torneo Tito Cenice (que reunió a casi 2000 jugadores de varias partes del país) es similar. En este sentido, tuve la oportunidad de entrenar a la M14 y tanto jugadores como entrenadores acabaron muy contentos tanto con nuestra filosofía de entrenamiento como con la metodología usada.

Sin embargo, donde si existe un abismo de nivel entre el TLTC y el CRLF es en la dimensión social. Y no social entendido como «no competición», como pasa en algunos clubes de España, si no referido a la implicación de toda la comunidad que rodea a los jugadores. En el TLTC se vive en el club, pero lo más importante, SE VIVE EL CLUB, con todo lo que ello conlleva.

Esa vida de club ayuda, sobre todo, a inculcar y desarrollar los valores humanos que el club quiere transmitir, no sólo a sus jugadores, si no a toda la comunidad que les rodea (delegados, dirigentes, entrenadores y PADRES). Valores como compañerismo, humildad, generosidad, solidaridad,  empatía, etc., hacen fuerte a toda esta comunidad, la cohesiona y genera una cultura de club, que se acaba expresando en un sentido de pertenencia de todo el mundo, que les anima a ser partícipes de la vida del club y a ayudar a que se mantenga.

Creo que es un ámbito de mejora al que debemos dirigir nuestros esfuerzos, siempre en la medida en que podamos, pero sin refugiarnos en excusas y por supuesto, manteniendo y desarrollando nuestra estructura deportiva. Hay que ser. Consciente de que para que esta mejora se consiga, hay que hacer partícipes e involucrar a todos los estamentos del club, articulando las figuras y los canales de comunicación necesarios para que todo el mundo se sienta integrado.

Este es el mejor aprendizaje que me llevo del TLTC. De cómo es posible y necesario organizar un club tanto en su dimensión deportiva y en su dimensión social, con la ayuda de todos y como ambas dimensión se retroalimentan y hacen crecer a los jugadores como personas y como deportistas.

Dejo mucho amigos en Tucumán. Morris, Fernando, Gato, Alejandro, José… Espero volver a verlos pronto y compartir más ratos de rugby.

Un comentario en “Tucumán Lawn Tennis Club: donde vive el rugby

  1. Querido Alfonso me alegra muchísimo que hayas captado la esencia de lo que queria mostrarte del rugby tucumano. Tu lo has descripto muy bien y no voy a redundar en palabras, solo decirte que en el Liceo Francés tienen una base muy buena para trabajar en ese aspecto y estoy seguro que en un mediano plazo se pueden obtener grandes resultados. La única corrección si me la permites; el TLTC no es el club donde jugué , es el club donde jugué, crecí, madure, hice mis mejores amigos , entrene todas las categorias y por sobre todo aprendi que la vida es una lucha constante que te obliga a desafiarte todos los dias.. Abrazo fuerte y a seguir disfrutando de esta experiencia argentina.

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